PRESENTACIÓN

En este blog pretendo compartir mi experiencia como viajera mochilera y espero ayudar a otros viajeros como muchos blogs que he leído me han dado buenas ideas para mis aventuras. Hasta hace poco yo era una viajera de avión, taxi y agencia de viajes, pero claro, eso era bastante caro, resultado, apenas viajaba. Hace poco más de un año mi pareja me descubrió el viaje mochilero, organizado a tu antojo, con nuestro coche y nuestra mochila y os aseguro que es maravilloso y económico, ahora viajo mucho más y lo disfruto más que antes. Así es que, olvidaos de cosas superfluas, llevad lo imprescindible y preparaos para la aventura…

domingo, 25 de enero de 2015

BRUSELAS; GOFRES, CERVEZA Y COMERCIO


Es posible que si te preguntaran a qué huele Bruselas, lo primero que te viniera a la mente sería "a coles", sin embargo, quien ha visitado esta esplendida ciudad y ha disfrutado de las bondades de su cocina te diría " a gofre".

Pues sí, hay muchas razones para no perderse una visita al corazón de la Unión Europea. Esa ciudad que sale en la tele cuando los lideres políticos europeos se reunen, tiene un casco histórico de gran belleza y brinda una oferta cultural y gastronómica a la que no te podrás resistir.

Bruselas ha sido historicamente una ciudad de comerciantes. Cuando en el resto de Europa los nobles andaban metidos en guerras entre ellos por o en contra de sus reyes, los burgueses consiguieron emanciparse del sistema feudal que los mantenía vasallos de Señores Feudales poco productivos y que los consideraban inferiores, y comenzaron a formar ciudades enriqueciéndose gracias al trabajo artesanal y al comercio. Bruselas es uno de estos burgos en los que esta nueva clase social emergente desarrolla su actividad y construye poco a poco la bella ciudad que hoy en día conocemos.

Su fundación data del año 979. El conde de Brabante ha de proteger este enclave comercial para lo que contruye una pequeña fortaleza. Sin embargo, no es hasta el siglo XII cuando los condes de Brabante se instalan en el monte Coudeber, la actual Plaza Real, y el pequeño burgo comienza a dar indicios de ser la importante ciudad comercial que sería con posterioridad. A partir de entonces se empiezan a construir talleres textiles e iglesias y comienza una desbordante actividad comercial facilitada por la ubicación de Bruselas (se ubica en la ruta comercial que unía Brujas y Colonia). Gran parte del dinero que llega a la ciudad procedente del comercio se reinvierte en la misma, conviritiendo a Bruselas en una de las ciudades más sugerentes y bellas de la Vieja Europa.


Tras este pequeño recorrido histórico llega el momento del recorrido por la realidad de este bella ciudad.

Comenzaremos nuestro recorrido en el centro neurálgico e histórico de la ciudad, La Grand Place. Se trata de una de las plazas más bellas e importantes de Europa, siempre bulliciosa y animada, a partir ella se articula el casco histórico de la ciudad. Alberga varios de los edificios más importantes de la ciudad. En 1695, durante la guerra de los seis años, esta plaza fue destrozada por los cañones franceses (salvo el Ayuntamiento) y tuvo que ser reconstruida con posterioridad.

El Ayuntamiento, sin duda la joya arquitectónica de esta plaza, y las más antigua. Suntuoso edificio gótico situado al sureste de la plaza, posee una torre de 96 metros coronada con una estatua de San Miguel. Se pueden realizar visitas guiadas en nerlandés, francés e inglés en un horario bastante restringido, para más información:


La Casa del Rey, reconstruida tras el bombardeo y restaurada en el siglo XIX, durante mucho años fue lugar de residencia de los reyes reinantes. Hoy día acoge el museo de la ciudad cuya visita, en mi modesta opinión es prescindible, aunque tiene algunas maquetas e imagenes interesantes del origen de la ciudadad. Además podrás visitar el guardarropa particular del infante más famoso de la ciudad, el maneken pis. Resulta que al pobrecito lo visten y le van cambiando de ropa periodicamente. En su armario cuenta con vestimentas de todos los países y lugares del mundo, algunas de lo más curiosas.

 La plaza también alberga la casa de los duques de Bravante; Le Pigeon, vivienda dónde habitó el novelista francés Victor Hugo durante su exilio en Bélgica en 1852. Además encontrarás míticos bares como "le Roy d'Espagne" o el famoso "Hard Rock".


Desde la Gran Place podemos tomar cualquier itinerario ya que está en el centro neuralgico, nosotros nos dirigiremos hacia la parte alta de la ciudad tomando la Rue de la Colline y nos encontraremos con la otra pequeña plaza, La Places des Herbes (como el agora, o la plaza del mercado) dónde podréis disfrutar de unos deliciosos gofres, unas patatas al más puro estilo belga con una salchicha o comprar exquisitos chocolates belgas en chocopolis.

Junto a esta plaza encontramos otra dedicada a nuestro país, La plaza de España, y nuestros dos empajadores, Don Quijote y Sancho Panza contemplan un gigante que en este caso, en lugar de ser un molino, es la torre de la Catedral.


Junto a esta plaza, hay una galeria comercial en la que hay una tienda donde encontrarás todo sobre los personajes animados más famosos de Bélgica, los pitufos y titín. Cuando lo visitamos había una graciosa escultura de uno de estos pequeñajos azules, eso sí, aun no les había dado tiempo a pintarlo.


Seguiremos ascendiendo en busca del jardín de las artes, dónde unas escaleras nos llevan a unos jardines con esculturas que nos muestran unas vistas impresionantes de la ciudad. Una vez arriba del todo nos encontramos con una gran plaza con trafico rodado cuyo centro es presidido por la estatua de Godofredo de Buillon, quien conquistó Jerusalén en la Primera Cruzada y rechazó el honor de ser coronado en la ciudad dónde Cristo había muerto, tomando sin embargo el título de Defensor del Santo Sepulcro.


Tras la estatua, Saint Jacques-sur-Coudenberg, es a un tiempo parroquia real e iglesia diocesana de las fuerzas armadas. El Opus Dei ejerce actualmente su acción pastoral en esta iglesia.

A la izquierda de esta plaza encontramos el Parque de Bruselas, unos inmensos y frondosos jardienes que en su día pertenecieron al Palacio Real y que hoy pueden ser disfrutados por autóctonos y visitantes. En nuestra visita había una feria ambulante y estaba repleto de niños y mayores disfrazados y jugando.
 

Desde uno de los laterales de estos jardinees podemos acceder al Palacio Real. Es la sede de la monarquía belga y en él se encuentran las oficinas de los reyes, algunos ministerios y salas de reuniones, así como habitaciones para jefes de estado invitados. Sin embargo, no se trata de la residencia real, sino que los reyes viven en el Palacio de Laeken a las afueras de Bruselas desde 1931.

El Palacio Real se puede visitar desde el 21 de julio (día de la fiesta nacional) hasta principios de septiembre. El horario es de martes a domingo de 10:30 a 17:00


 La siguiente visita obligada es la Catedral de la ciudad. A pesar de que este maravilloso edificio gótico comienza a construirse en el siglo XIII sobre un templo románico anterior y es terminada dos siglos después, no es hasta 1960 cuando es consagrada como catedral. Está consagrada a San Miguel y Santa Gúdula. Su interior es más sobrio de lo que debiera, ya que fue saqueada por los franceses en varias ocasiones, pero su arquitectura y sus bellas vidrieras le dan una belleza que acoge al visitante por su sencillez y recogimiento. En las vidrieras se cuenta la historia de reyes y santos del país.


Otras de las iglesias más bellas de la ciudad es Notre Dame du Sablon, situada en la parte más alta, su estilo y estructura recuerda a la propia catedral aunque en tamaño reducido. En su interior destaca el púlpito de madera labrada. Según la leyenda, a un joven de Amberes la Virgen se le apereció pidiendo que la llevara a Bruselas, así lo hizo, y en este lugar se construyó una pequeña capilla que fue destino de peregrinos y pronto tuvo que ser ampliada.

Muchos más palacios, iglesias y museos podrás visitar en Bruselas, sin embargo yo voy a pasar a hablaros de cosas "importantes" de la ciudad: qué comer, dónde hacerlo y ciertas...curiosidades.

Lo primero es contaros que Bruselas, y Bélgica en general,  es un paraíso para los amantes de la cerveza. Fabrican todo tipo de cervezas, rubias, morenas, negras, de malta, doble malta, tostada, etc. Recuerdo una anecdota en el bar de la estación de tren (en España tendrían una marca de cerveza y gracias). " Una cerveza por favor" " ¿Cuál quiere?" "Una belga" "Todas estas son belgas" La camarera señala el mostrador con más de 10 cervezas diferentes. Bueno, creo que esto ilustra un poco el paraíso cervecil en el que os encontraréis.

Y claro, con tanta cerveza, pues la gente tiene que vaciar el deposito. Pero tranquilos, porque en Bruselas piensan en todo (o en casi todo, porque este sistema sólo es válido para los hombres), en la calle encontrareis estos urinarios públicos.


Llega la hora de la comida y empezamos a pensar qué hacer. Antes de sentarnos en cualquier sitio hay varias cosillas a tener en cuenta. En Bélgica es bastante caro sentarse a comer, normalmente, en los sitios que tienen comida para llevar, el simple hecho de sentarte (aunque sea autoservicio) puede suponer en torno al 20% de suplemento. Pues bien, podemos optar por comer en parques al aire libre (si el tiempo lo permite) o pagar el suplemento. Eso sí, la "comida rápida" en este país es realmente deliciosa.

Las papatas fritas al estilo belga merecen una mención especial en esta entrada. Estas son las patatas más deliciosas que he probado en mi vida. Hay puestos de patatas por doquier y la gente va comiendolas por la calle en cartuchos de cartón con o sin salsas. El secreto está en la doble fritura. Pelan y cortan la patatas de gran calidad friendolas en una primera ocasión y sacandolas cuando aún están un poco crudas. De esta guisa se mantiene a una temperatura constante a la espera del cliente, cuando reciben la segunda fritura que les da ese tono doradado y esa textura crujiente que las hace irresistibles.



Pero como no sólo de papatas vive el hombre, otro delicioso plato muy típico del país, así como del norte de Francia, son los famosos "Moules frites". A diferencia de lo que mucha gente piensa, que son unos extraños mejillones fritos, se trata en realidad de mejillones al vapor con patatas fritas. Sí, a mi también me sonó raro al principio, pero os aseguro que ahora es uno de mis platos favoritos. Eso sí, mucho cuidado con los precios. En los restaurante más vistosos y situados en los lugares más turísticos tienen la desfachatez de pedirte 22 o 24 € por persona por este plato. Sin embargo, si cruzamos hacia la Rue de Bouchers (es una calle paralela a la Galerie Sant Hubert), muy cercana a la Gran Place, podemos encontrar menús con este y otros platos por 10 o 12 € por persona.


Es precisamente cerca de esta calle dónde se encuentra la niña más desvergonzada de Bruselas. Todos conocemos al Maneken Pis, sin embargo, no todos conocen a su homologa femenina, la Jeanneken Pis. Aquí os dejo una foto de ambos que, aunque separados por algunas calles, ya que el chico se encuentra hacia el otro lado de la Grand Place, están unidos por sus aficiones.


Por último, y no por ello menos importante, aunque ya lo hemos mencionado, hablaros del dulce más delicioso de este país, los gofres. En cada rincón encontraréis una tiendecita dónde ofrecen este delicidoso manjar, sus calidades son direrentes, pero cualquiera de ellos es mil veces mejor que cualquiera que puedas comer en España y su precio oscila entre 1 y 2 €.

Hay dos tipos, el gofre de Bruselas, cuya masa es más ligera, suele ser más grande y formando un rectangulo perfecto, y  el gofre de Lieja, más consistente y dulce, cuya forma es menos regular y por su consistencia es ideal para comerlo solo (ya tienen azucar) por la calle. Por supuesto, a ambos dos puedes añadirle frutas, chocolate, mermelada, etc, aunque yo, personalmente, prefiero el sabor puro del gofre.

Gofre de Bruselas

Gofre de Lieja

Después de esto, ¿serás capaz de resisitirte a visitar la capital belga?


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...