PRESENTACIÓN

En este blog pretendo compartir mi experiencia como viajera mochilera y espero ayudar a otros viajeros como muchos blogs que he leído me han dado buenas ideas para mis aventuras. Hasta hace poco yo era una viajera de avión, taxi y agencia de viajes, pero claro, eso era bastante caro, resultado, apenas viajaba. Hace poco más de un año mi pareja me descubrió el viaje mochilero, organizado a tu antojo, con nuestro coche y nuestra mochila y os aseguro que es maravilloso y económico, ahora viajo mucho más y lo disfruto más que antes. Así es que, olvidaos de cosas superfluas, llevad lo imprescindible y preparaos para la aventura…

sábado, 1 de diciembre de 2012

LISBOA



Al hilo de la entrada anterior quería hablar un poco de mi visita a Lisboa y alrededores. A pesar de ser un país tan cercano y muy asequible en coche, había relegado su visita en muchas ocasiones. Finalmente la pasada Semana Santa decidimos pasarla en Lisboa. La experiencia fue altamente recomendable, de hecho, para la próxima Semana Santa, tenemos pensado volver, esta vez al norte, a Oporto.


. . . cuenta la leyenda que Lisboa fue fundada por el astuto e intrépido Ulises, tomando la ciudad su propio nombre, Olisipo . . .el héroe de la Odisea bien pudo desembarcar en una de la arenosas orillas del río Tajo . . .

Lisboa es una ciudad de contrastes, alberga una gran variedad de monumentos, plazas, museos y parques que la hacen una ciudad moderna, grandiosa y cosmopolita. Sin embargo, sus barrios están repletos de casas derruidas, tranvías ancestrales, rincones oscuros propios de la decadencia de una ciudad portuaria. Con todo, con sus virtudes y sus defectos, Lisboa es una ciudad fascinante con un sinfín de barrios diferentes e interesantes para descubrir paseándola. 




Otro punto a favor de Lisboa, en general de Portugal, es su gastronomía. Para los amantes del pescado, conocen mil y una formas de cocinar el bacalao y lo acompañan con ensalada, arroces, legumbre, patatas, etc. Además, la comida es bastante barata de manera que te puedes permitir comer en restaurantes por muy buen precio. No os perdáis las “cataplanas”, es una forma especial de cocinar, especialmente, los pescados. Cuidado con los aperitivos, siempre te los ponen en la mesa antes de que pidas pero luego te los cobran y, en comparación con el precio general de la comida, bastante caros.

Para los amantes del café es un lugar ideal porque sus famosas “bicas” recuerdan mucho al café expreso italiano, delicioso. Para acompañar, pedid pastelitos de Bélem, son unos pastelillos hechos con nata a los que se les echa canela por encima y están deliciosos. Se dice que los originales solo están en una pastelería del barrio de Bélem (la reconoceréis porque tiene unas colas descomunales), sinceramente no quise hacer cola para probarlos, pero los que venden en el resto de las pastelerías son espectaculares.

En cuanto a qué ver, hay muchos lugares dignos de mención, el centro es peatonal y está lleno de tiendas, grandes plazas  como la Praça do Comércio, abierta al mar con increíbles vistas y la plaza de Sao Carlos, con el Teatro Nacional al fondo, muy bulliciosa y cosmopolita. En una esquina de esta plaza hay una freiduría buenísima y muy bien de precio. Probad las samosas, son exquisitas.




El Castelo de San Jorge, la entrada es bastante cara aunque te da acceso a todo el recinto y merece la pena visitarlo. Por su buen estado de conservación te puedes hacer una idea muy clara de cómo era la vida medieval, no os lo perdáis.


. . . Castello de Sao Jorge . . . desde la Edad Media los castillos cumplieron función de defensa, de residencia, de símbolo del poder nobiliario y en ocasiones articuladores del territorio y centros de comercio . . . paseando entre sus murallas es fácil imaginar a nobles y reyes viviendo aquí, dentro de su burbuja, totalmente ajenos a la realidad de su propio pueblo . . . con cierta tristeza compruebo que en algunas cosas no hemos avanzado nada en los últimos siglos . . . .

Pasear por el Barrio Alto, recogerse en la catedral, cenar en Alfama mientras se escucha un fado y, por supuesto el barrio de Bélem.



Para llegar a Bélem, que está a unos cinco kilómetros del centro de Lisboa, tenemos la opción de coger tranvía o bus, o de realizar un gustoso paseo matutino a orillas de Tajo.


. . . paseando a orillas del Tagus,
la gran arteria que hiere
el corazón ibérico,
y viene a este lugar a morir,
a ser engullido por el mar Tenebroso,
mis pasos siguen su curso,
con parsimonia me acerco al Océano,
y tarde o tempreno
compartiré su destino . . .

En Bélem nos encontramos con varios monumentos de gran interés y de una belleza sin igual, desde mi humilde opinión, el monasterio y la iglesia de los Jerónimos. Este barrio es tan diferente al centro de Lisboa que parece que estuvieras en otro lugar. Es bastante caro el acceso, sin embargo es gratuito (o era) domingos y festivos hasta las 14.00 horas. Lo mismo ocurre con el resto de los monumentos de este barrio, entre los que se encuentra la Torre de Bélem, torre albarrana (como la torre del Oro) utilizada en su tiempo para controlar el río y el monumento a los descubridores dedicado a todos los exploradores portugueses que dieron a conocer y conquistaron el nuevo mundo.








Para los amantes del arte, hay un museo perteneciente a una fundación privada, el Museo Calouste Gulbenkian, situado en la zona más moderna de la ciudad, que posee piezas muy interesantes de todas las épocas y procedencias. No os perdáis el parque del Marqués du Pombal en esta misma zona de la ciudad.







En cuanto al resto de los museos, de titularidad pública, como el Museo de Ciencias e Historia Natural, la verdad es que están bastante mal cuidados y en condiciones cuestionables.

Saliendo de Lisboa, no muy lejos, encontramos varios pueblos que son dignos de ver tales con Sintra, dónde se encuentra la Quinta da Regaleira, así como el Palacio da Pena (escandalosamente caro por lo que ni se me ocurrió entrar), Cascais, cuya abrupta costa es preciosa y dónde se encuentra la Boca do Inferno dónde supuestamente desapareció el nigromante Aleister Crowley.




Boca do Inferno (Cascais)
. . . atronador ruido
de mar embravecida,
el acantilado
abre sus terribles fauces
y se traga con violencia el océano,
de la misma manera
que un lejano día
engulló sin piedad cristiana
al malvado nigromante
Aleister Crowley . . .

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